Los y las adolescentes ya usaban en exceso los dispositivos tecnológicos antes de que todo cambiara.
Sólo bastaba preguntar de manera general en cualquier clase para que, ellos, orgullosos, informaran de todo el tiempo que les "robaba" el móvil y sus magníficas aplicaciones.
Todo al alcance de sus manos de inmediato, ocio digital en cualquier momento y lugar, 'contacto' continuo con familiares y amigos... Todo condicionado por el uso de, principalmente, smartphones.
Y...¿cómo ha afectado el confinamiento al uso de las nuevas tecnologías?
De repente las nuevas tecnologías se hicieron indispensables para todo: para conectar con los profesores, para hacer las actividades diarias, para practicar "deporte en casa", para conectar con los amigos/as...
La frecuencia de uso de la tecnología ha aumentado de manera desorbitada.
Expertos en tecnologías y adolescencia señalan que a mayor frecuencia de uso, mayor necesidad de seguir "pegados" a las pantallas.
Esta situación implica también un aumento de desórdenes asociados al uso desproporcionado de los dispositivos móviles (FOMO -fear of missing out o "miedo a perderse algo"- o RINXIETY -sensación de que nuestro móvil está sonando-).
Y todo ello, lleva a experimentar ANSIEDAD o ESTRÉS cuando las conexiones fallan, los dispositivos no son adecuados o no se tiene un dominio suficiente de los recursos.
Es cierto que durante el confinamiento, las nuevas tecnologías han sido una parte indispensable del día a día de cada uno, aportando muchas cosas positivas pero, también ha generado dependencia y ha potenciado, en muchos casos, el uso desadaptativo de dispositivos llegando a convertirse en fuente de estrés, frustración y desconcierto entre los jóvenes y no tan jóvenes.
Esperamos que sean de utilidad.
Expertos en tecnologías y adolescencia señalan que a mayor frecuencia de uso, mayor necesidad de seguir "pegados" a las pantallas.
Esta situación implica también un aumento de desórdenes asociados al uso desproporcionado de los dispositivos móviles (FOMO -fear of missing out o "miedo a perderse algo"- o RINXIETY -sensación de que nuestro móvil está sonando-).
Y todo ello, lleva a experimentar ANSIEDAD o ESTRÉS cuando las conexiones fallan, los dispositivos no son adecuados o no se tiene un dominio suficiente de los recursos.
Es cierto que durante el confinamiento, las nuevas tecnologías han sido una parte indispensable del día a día de cada uno, aportando muchas cosas positivas pero, también ha generado dependencia y ha potenciado, en muchos casos, el uso desadaptativo de dispositivos llegando a convertirse en fuente de estrés, frustración y desconcierto entre los jóvenes y no tan jóvenes.
¿Qué podemos hacer para gestionar el estrés tecnológico?
Os dejamos unas recomendaciones que puedes resultar útiles para tratar este tema.
Adaptadas de un artículo publicado en The Conversation |
Esperamos que sean de utilidad.
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